Juncadella consiguió el trofeo que esperaba, el tigre, y Aguilar-Amat las aves y moluscos, más de mil ejemplares para el Museo. Siete años después, la Guerra Civil española truncó toda posibilidad de proseguir la exploración de aquel Oriente tan rico en naturaleza. Juncadella y Aguilar-Amat murieron en julio de 1936.